23 junio, 2006

TELESCOPIO

Queda rastro
del virus negro en su escritura,
en sus dibujos, en su música.
Me pregunto
¿Cuál será la historia que callará?
¿Cuál es la pesadilla que lo hace gritar?

Va zigzagueante
por caminos irisados u opacos,
por calles lacias o espinosas;
nunca aparta la mirada del suelo.

Bichos hay en su espíritu,
no lo dejan emerger.
En sus manos están las instrucciones
para encontrar la libertad;

tal vez lo desconoce…

10 comentarios:

Princesa dijo...

Hay quien prefiere encerrarse en si mismo, y no ver, no escuchar, intentar no sentir.
Seres frios y sin sentido.
Invadidos por la tristeza y el abandono.
Que interesante seria que salieran de su crisálida y descubrieran que la vida no son solo ellos.
Besos muchos :)

Alfredo Godínez dijo...

Siempre mejorando en todos los ámbitos. Rica imagen del blog.
Un abrazo.
Sigue siendo tan buena poeta.

Lety Ricardez dijo...

Reitero lo dicho en el post anterior

Te dejo mis saludos afectuosos

UMA dijo...

Tal vez no quiera mirar, o tal vez no le es cedido por el entendimiento.
Esos seres me causan curiosidad.
Quizà prefieran la ilusoria libertad.

Un abrazo, Sovka

Amapola dijo...

Seguramente lo desconoce, eso pasa con ellos, se pierden es nus letras y sus páginas negras y ya no encuentran el rumbo y eso pasa con nosotras, lo sabemos y lo hacemos poesía.

Mi beso

fgiucich dijo...

Las instrucciones están en muchas ocasiones borradas por la propia ceguera que nos impide alcanzar el camino hacia la libertad. Abrazos.

Rodolfo N dijo...

Con las manos cerradas no se pueden leer las instrucciones.
Besos

alejandra dijo...

"...en sus manos están las intrucciones para encontrar la libertad..."

la poesía nos libera, la poesía son las llaves y el la escribe... excelente poesía sovkita! saludos desde aca!

=)

Lala dijo...

No, no creo que lo desconozca... Somos lo suficientemente capaces como para distinguir con suma claridad la puerta correcta, la solución al mal... pero no siempre tenemos la destreza de manipularla correctamente, o al menos, nos vemos inseguros a la hora de hacerlo y comenzamos a dudar... entonces el tiempo empieza a pasar (y a pesar) y empezamos a caminar en círculos concentricos...

A veces desearía que el arbol, al menos por un solo día, por un solo instante, nos permitiera ver el bosque.

Besos!

vylia dijo...

Quizá lo sabe pero prefiere dejarlo en el baúl de los silencios perdidos.

Un abrazo.