Mientras caminábamos
volaba sobre ti
una bruja con cara de venado
y cuerpo de sombras.
Se pegaba a tu alma,
la chupaba.
Te susurraba al oído
y tu piel enrojecía.
Soltaste mi mano
para volar a su lado.
Formaron una pareja espectacular,
con una historia vieja,
como una mandrágora seca
que renace.
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