Fuiste la protagonista de la obra,
y ni siquiera estuviste en el escenario.
Déjame, niña,
esconderme entre tus dientes,
dormir en tus orejas,
naufragar en tus cabellos
y descansar en tus ojos.
Déjame, niña,
erigir un castillo
de sueños sobre tu piel,
antes que tu imagen se trasfigure
y sólo quede un instante,
mi pluma y el papel.
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