Una ausencia anaranjada
ronda por mi balcón,
aúlla hasta atravesar
mis pulmones.
Lanza una carcajada
que quiebra mis suspiros.
Se baña en sal
para no desaparecer.
Se funde entre mis cejas.
Me resisto a vivir con ella,
a que me sacuda
y después me ahogue.
Me resisto, pero es tarde,
mi alma se vuelve anaranjada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario