Habla y habla,
Lupita no se cansa.
Me cuenta historias de colores
y de muchos sabores:
que si se convertirá en sirena
o en estrella de mar.
Viene la ola,
Lupita me dice sorprendida:
—¡Mira, el Señor Mar!
Me abraza, se ríe;
y cuando la ola nos empapa,
lanza un grito de felicidad.
Me susurra al oído:
—Un día me iré con el Señor Mar.
En ese momento,
yo quisiera encerrar
el eco de su voz
en una concha marina.
4 comentarios:
toy aquí
Que bello, lo que dices y la forma que lo dices, plena de ternura y nostalgia, que sólo la maternidad o paternidad pueden entender.
Un abrazo
Excelente.Además
Te invito a dos juegos, aceptas?.Te espero en poesía y prosa.Saludos.
(http://poesiayprosa.blogspot.com/)
¡Cuántas historias escondidas en el mar!
A.M.
Publicar un comentario