16 noviembre, 2010

MANCHAS

Algo se detuvo. No había más qué decir.
Se amontonaron las palabras.
Pronto se convirtieron en gigantes manchas.
Motas y motas de colores oscuros.
Un olor horrible se desprendía de ellas.
Luego tomaron las formas de criaturas espeluznantes.

Chorreaba el miedo.
Dolía cada intento fallido, cada borrón, cada trazo.
Sabía que la mejor manera era intentarlo.
Raspar hasta encontrar algo.
Intuía que dentro quedaban restos, cadáveres.
Los blancos debían pintarse, era lo único certero.
¿Cómo?
Luego llego el desamor con las formas adecuadas,
con las palabras precisas.

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